Hemos empezado una nueva era en nuestra historia, en la historia de España, esa nación de las que muchos dudas y otros muchos aborrecen.
La abdicación de Juan Carlos I y posterior proclamación de su hijo Felipe VI como Jefe del Estado de España es un hecho histórico, al que muchos quieren dar tintes de cambio. Pero ¿esto es así? ó ¿es una operación cosmética?
Seamos claros desde el principio : "El Rey reina, pero no gobierno". Esta es una verdad indubitable, pero que leyendo y oyendo según que declaraciones no parece que sea así. Al leer a algunos parece como si el nuevo Jefe del Estado pudiera cambiar el rumbo en el gobierno del Estado, como si pudiera aportar. Seamos francos, esto no es así, el Rey tiene una misión de representatividad, no tiene, afortunadamente, potestad ni legislativa ni ejecutiva.
Al albur de la abdicación, esta nación ha sufrido una oleada de monárquicos y republicanos furibundos, que desdeñan cualquier discusión acerca del tema de la jefatura del Estado, arrogándose la verdad absoluto respecto al tema. Y esta dualidad, no es de ideas al respecto, sino más bien es de ideologías : Por un lado, la derecha se ha convertido en la gran defensora de la monarquía mientras que la izquierda, cuanto más radical, más republicana. Y para mi, nada más alejado de la realidad, pues el etiquetar la idea de la jefatura del Estado en función de la ideología política, constituye una vez más un error que desvirtúa el debate, que a mi entender está más que justificado.
¿Por qué Juan Carlos I sustituyó al dictador Franco a la muerte de éste como Jefe del Estado? Fue gracias a la Ley de Sucesión de 1947 promulgada por Franco, según la cuál en cualquier momento Franco podría proponer a las Cortes la persona que le sucedería, con el título de Rey o de regente. En teoría el sucesor debería ser Don Juan, padre de Juan Carlos I, pero merced a su postura encontrada con el régimen franquista y otra serie de desavenencias, en 1969 Franco nombra príncipe de España a Juan Carlos de Borbón que jura fidelidad a los principios del Movimiento Nacional.
Los defensores a ultranza de la monarquía quitan importancia a la forma en la que Juan Carlos I se constituyó en Jefe del Estado, la olvidan, y se amparan en el refrendo que supuso el sí a la Constitución del 78, como si los españoles hubieran podido decidir que artículos SI y qué artículos NO. Los momentos convulsos del fin del franquismo han pasado, la democracia se ha consolidado y no sería este un mal momento para permitir a los españoles decidir la forma de jefatura del Estado que se quiere. No hay que rasgarse las vestiduras ni citar la Constitución, hay que escuchar al pueblo.
Habrá que poner en una balanza los pros y los contras, tanto de la monarquía cómo de la República, y que cada uno decida en función de sus convicciones, huyendo de dogmatismos y de miedos, teniendo claro que la República es una forma de estado, de gobierno, no asociada a ninguna ideología.
No expondré mis argumentos a favor de una forma u otra, pues cada cual tiene los suyos, igualmente válidos.
El jueves, dia de la proclamación, estaba de viaje y decidí poner la radio de mi coche, para escuchar el mensaje de Felipe VI y comprobar los nuevos tiempos. No tenía grandes esperanzas, la verdad, pues considero que la monarquía tiene una labor representativa, nada más. Y, corroboré mis pensamientos previos : discurso plano, plagado de clichés esperando el fácil aplauso de los asistentes y la lágrima fácil de los oyentes refiriéndose a sus padres y a su encomiable labor en pos de la democracia y .... poco mas... Muchas de las frases las preveía de antemano (pongo por testigos a mi familia que me acompañaban en el coche) y los guiños a las "Comunidades bilingües" y a las víctimas del terrorismo, más que previsibles.
Pese a la ratificación de mis pensamientos, mis mejores deseos en la labor de la Jefatura del Estado, permitiéndome la osadía de recomendar a Felipe VI que escuche a los españoles respecto a como queremos que sea dicha Jefatura, que no tenga miedo, que estoy seguro que más de uno se llevará una sorpresa y se ratificará la monarquía parlamentaria pese a que, a mi parecer, la monarquía adolece de la más elemental decencia democrática, pues una persona será Jefe del Estado por cuna, no por méritos,.....