lunes, 24 de noviembre de 2014

WALKING DEAD MAGENTA

Ultimamente, con más asiduidad de la que me gustaría, estoy oyendo hablar de que UPyD parece un partido zombi, que ha perdido el rumbo. Me resisto a dar por buena tal afirmación. Me niego a darle verosimilitud.

Me explico.

Como seguidor de la serie Walking Dead, reconozco que no es visualmente de buen gusto ni agradable, se que esos seres denominados zombis no tienen cura posible. Su única salida a tan catatónica situación es darles un tiro en la cabeza, destrozársela, decapitarles. Es la única salida posible: la muerte.

No creo que la situación de UPyD sea tan drástica como lo sugiere esa idea, creo que se pueden tomar medidas previas, que minimicen el impacto tras ser heridos e infectados por el virus que te convierte en zombi. Una vez herido, el virus entra en el cuerpo y se dispone de un tiempo antes de que dicho virus tome el control completo de nuestro cuerpo, antes de que seamos zombis.

Como bien demuestran las diversas encuestas que se publican y demás estudios de opinión, UPyD ha sido atacado por un virus, por el da indiferencia e incluso el del desafecto, como demuestra el CIS que nos sitúa sólo por detrás del PP (con el desastre de legislatura que llevan) en cuanto a ser un partido al que nunca en la vida se votaría. En concreto, el 60% de los encuestados no votaría nunca al PP y el ¡¡¡57%!!! nunca lo haría a UPyD. Este virus se ha visto agravado con el no-acuerdo con Ciudadanos, unas negociaciones mal llevadas y mal explicadas por la dirección del partido.

¿Qué se puede hacer? En la serie, los atacados tienen una posibilidad para que su cuerpo no se vea inundado por el virus, lo que desembocaría en convertirse en zombis, que vagan sin rumbo ni destino. Esa posibilidad es amputar el miembro herido. Lo malo es si dicho miembro es vital, pues en ese caso no hay solución.

¿Cuál es el miembro vital de UPyD? Su Manifiesto Fundacional. No le demos más vueltas, el resto es prescindible. Y a nadie le gusta desprenderse de sus miembros, ser amputado; pero, en caso de urgencia vital, es preferible dicha amputación a la muerte, ¿no?

Llegado este punto, decir que todos y cada uno de los miembros de UPyD, somos parte de él, y debemos dar las señales oportunos a nuestro cerebro para que obre en consecuencia. Los habrá cuyas señales minimizarán el peligro, diciéndole al cerebro que no pasa nada, que todo va bien, que sin hacer nada el virus se irá de nuestro cuerpo y todo será un mal sueño. Por el contrario, los habrá de aquellos que le digan al cerebro que esto es preocupante, que hay que actuar con celeridad o que nos convertiremos en zombis sin remisión. 

Yo estoy entre estos últimos, entre los que le piden al cerebro de UPyD que no se duerma en los laureles, que actué con celeridad y sin miedo, que nuestra opción es la única válida para sacar a España de este atolladero en el que se encuentra. Somos cauce, el cauce de la Tercera España que se contrapone al bipartidismo y la corrupción que nos asola. Pero me temo que el cerebro no me hará caso, que prefiere escuchar las loas de los que dicen que todo va bien, de los que indican la puerta de salida a los que advertimos de los peligros, .... Espero que no.

¡¡NO SOMOS ZOMBIS, ESTAMOS VIVOS!!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

LA AMORTIZACION O DEPRECIACIÓN

La amortización, es un término económico que a menudo se utiliza como sinónimo de depreciación.  Yo le veo cierta aplicación en el campo de la política, por eso este post. Antes de entrar en el tema político, haré una breve y nada técnica descripción de lo que es la amortización económica.

En pocas palabras, la amortización nos indica la pérdida de valor que tiene un activo de una empresa en el transcurso del tiempo. Para no complicar las cosas, decir que se pueden distinguir las siguientes tres causas para que se produzca la depreciación de un bien.
  • La depreciación física, que vendrá dada por el simple paso del tiempo, pese a que dicho bien no haya sido utilizado nunca o lo haya sido muy pocas veces. Entendamos que es una depreciación en cuanto a envejecimiento, no hagamos el paralelismo con los objetos que son el deseo de los coleccionistas. Nada que ver.
  • La depreciación funcional, que será la ocasionada por el uso del bien. Evidentemente, cuanto mas usemos un bien, menor capacidad de funcionamiento tendrá. No es lo mismo una imprenta trabajando una hora al día que una que lo hace las 24 horas. Está última tendrá que ser reemplazada antes, lo dicta el sentido común.
  • La obsolescencia, que está motivada por la aparición de novedades tecnológicas que hacen que el bien sea cada vez más ineficiente en el proceso productivo.
Vayamos a la política, que creo que es lo que interesa, creo, a los lectores de este blog.

Digamos que en un partido político, aparte de los afiliados y simpatizantes, hay dos activos que son los que pueden sufrir la depreciación : los principios y los líderes.

Respecto a los principios, es lógica su adecuación al paso del tiempo, sin perder la esencia. No sirven los principios inalterables en el tiempo; eso no son principios, son dogmas de fe. Si la sociedad cambia, los principios deben adecuarse a esos cambios sociales; repito, sin perder la esencia. Digamos que los principios no sufren ni la depreciación funcional, pero si las otras dos. El no adecuarse, incidirá en la pérdida de fuerza de los mensajes, en ser visto como algo del pasado.

Respecto a los líderes. Suena fuerte eso de amortizar un líder, pero es la realidad. 

Los líderes sufren una depreciación física evidente, fruto del paso de la edad. Llega un momento en el que hay que saber apartarse, dejar pasar a otros activos más nuevos, con nuevas maneras y formas. De lo contrario se convertirán en piezas de museo, que en vez de aportar restarán. Este es un signo de inteligencia, el saber cuando dar un paso a un lado para no convertirse en una rémora.

Respecto a la funcional, también es evidente y la sufren los que trabajan, los que no son parásitos. Cuántos políticos hay que no trabajan y sólo figuran. Pero los que se dejan la piel en el desempeño de la función política, sufren un deterioro funcional importante. Los años de brega no pasan en balde y al final pasan factura. Es un motivo de depreciación, aparejado con una loa a tantos años de buen trabajo por los ciudadanos.

Por último tenemos la obsolescencia. Este es el peor de todos. El no saber adaptarse a los nuevos tiempos y permanecer en los viejos conlleva la pérdida de eficiencia en el proceso productivo. Estamos en la política 3.0 y de nada sirven los políticos románticos que piensan que tener las mejores ideas y los mejores principios son la base de los resultados electorales. Hay que conjugar ese romanticismo con los nuevos tiempos, con las nuevas formas de comunicar para no quedarse atrás, clamando al cielo por la injusticia de que no nos escuchen los ciudadanos.

Espero no haber aburrido con este post, un tanto técnico. Una simple reflexión en voz alta......