miércoles, 2 de julio de 2014

MIRAR ADELANTE CON UPyD

Transcurrido un tiempo de las elecciones al Parlamento Europeo y esperando las municipales y generales del año que viene, se impone una reflexión alejada del triunfalismo/victimismo. Porque, lo queramos o no, en las elecciones todos ganan y si alguien lo ve de manera diferente, es un raro.

Me temo que yo pertenezco al segundo grupo, al de los raros, porque pese a lo escuchado y leído, no estoy nada contento con los resultados de las elecciones, aun reconociendo el avance de UPyD respecto a elecciones anteriores. Y no lo estoy porque me preocupa, y mucho, la irrupción de PODEMOS, un grupo político que me causa estupor, por no decir otra cosa, con sus propuestas, alejadas de la realidad y del sentido común; propuestas inaplicables en la sociedad actual; propuestas sectarias: Demagogia en estado puro. Y si, es pura demagogia, pues atendiendo al diccionario de la RAE la define como la "degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder". Y guste o no, esto es lo que hace PODEMOS, apelar a los instintos más básicos para lograr votos. 

Lo que más me preocupa es que el voto se haya depositado en función de la popularidad televisiva de sus líderes y no en la lectura del programa. Y no lo digo por decir, lo he contrastado con amistades que votaron a PODEMOS y que quedaron sorprendidas cuando les di unas cuantas pinceladas del programa con el que se presentaron. Por supuesto que miran para otro lado cuando se les recuerda el escrache a Rosa Diez, o se les ponen intervenciones dónde halaga los regímenes Venezolano o Cubano, o se les citan declaraciones  favor de la tenencia de armas o, lo último leído, se les dice que su líder asesoraba a los presos de la banda terrorista ETA, a cuyas acciones criminales, el insigne Pablo Iglesias concede un trasfondo político.

En otro orden de cosas, se han escuchado voces aconsejando a UPyD coaligarse con Ciudadanos, endurecer su política girando a la izquierda, tomando nota de PODEMOS y un sinfín de cosas más. Y yo digo NO, UPyD es UPyD, tiene unos sólidos principios recogidos desde su manifiesto fundacional y no debe alejarse de este camino, o terminaremos por perder nuestro ADN y nuestras señas de identidad para convertirnos en otra IU más, en la que caben tantos, que no cabe ninguno. No obstante, decir que echo en falta más autocrítica pública, pues parece que somos los grandes triunfadores y esto no es así. Y no creo que sea fallo de nuestros candidatos ni del programa, pero la mayoría de la sociedad (no incluyo a los que somos de UPyD) esperaba algo más, un crecimiento mayor del que hemos tenido.

Tenemos un año hasta la próxima cita electoral y espero de UPyD lo mejor: que sigamos luchando contra la corrupción y el despilfarro; que sigamos con nuestras propuestas de regeneración democrática, que otros copian sin pudor; que sigamos denunciando los usos y abusos de los poderosos; que luchemos por la reforma de la Constitución, totalmente necesaria e imprescindible para la credibilidad del sistema democrática; que no nos pleguemos ante los cantos de sirena de otros partidos, que sólo buscan el beneficio y no aportan nada; que tengamos claro nuestra posición en el futuro antela caída del bipartidismo PPSOE que ha polarizado la vida política del país; que seamos autocráticos y hagamos un análisis DAFO para ver cuales son nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades y trabajemos para minimizar estas últimas; que le demos una vuelta a nuestra política de comunicación, pues al no contar con el beneplácito de los medios todo es más difícil para nosotros; ...

En definitiva, ante el caos político de los grandes partidos acuciados por corrupciones y tensiones internas, la única alternativa creíble es la de UPyD y entre todos debemos de hacer llegar esta sensación al resto de los ciudadanos, huyendo de demagogias estilo PABLEMOS y trabajando duramente nuestra política de comunicación, desembocando en programas creíbles y comprensibles para el común de los ciudadanos, huyendo de proposiciones indecentes e increíbles, que para eso ya están otros partidos.